miércoles, 17 de enero de 2007

ESCÚCHAME ALMOHADITA, QUE TE TENGO QUE CONTAR MUCHAS COSAS

Hoy mi artículo va dedicado a la almohada... que artilugio más bien inventado...

Quién no ha consultado alguna vez algo importante a una almohada, quién no le ha llorado las penas o se ha reido escuchando la radio, qué almohada no ha estado presente en algún acto sexual pervertido de todos nosotros... ejem... y cuál no ha tenido que aguantar la pestilencia a alcohol de las borracheras, qué almohada no ha sufrido una paliza y cuál no ha participado en una pelea con un hermano o amigo, qué almohada no ha tenido nunca debajo un dientecito que se nos había caido para que el ratoncito Pérez se lo llevara y nos dejara un regalito.
El Rey, el vagabundo, el bebé y el anciano, mi perro... en resumen, todos la necesitamos y todos la hechamos de menos cuando la tenemos que dejar en casa.

Por ella y por tantas cosas que le ha pasado en su laaaaarga vida, le dedico mi momento de lucidez para hablar sobre ella e investigaciones que ella provoca.

Según un nuevo estudio, cuando llega el momento de las decisiones complejas es mejor dejar funcionar a la mente inconsciente, parece que pensar y repensar en los problemas podría conducir a cometer errores graves.

Dicen una serie de investigadores, que la investigación sugiere que deberíamos confiar en la mente consciente solo para decisiones sencillas, tales como seleccionar una marca de manoplas para horno. Consultar con la almohada las grandes decisiones, como comprarse un coche o una casa, conducirá probablemente a un resultado que dejará más satisfecho a quien así lo haga que a quien sopese conscientemente los pros y los contras del problema.

Pensar duramente en una decisión compleja que depende de múltiples factores parece engatusar a la mente consciente, de modo que la gente solo considera un subconjunto de la información que han sopesado inapropiadamente, lo cual da como resultado una decisión insatisfactoria. En cambio, la mente inconsciente parece ser capaz de ponderar el total de la información y producir una decisión que dejará satisfecha a la mayoría de las personas.

En Holanda, reclutaron a 80 personas para una serie de pruebas efectuadas tanto en laboratorio como en el “mundo real”. Se les suministró información a los participantes y se les pidió que tomaran decisiones relativas a compras fáciles y complicadas, cuyo rango variaba desde champús, a muebles y coches.

Decisiones rápidas

En una de las pruebas, se pidió a la mitad de los participantes que ponderasen la información recibida y después decidiesen qué producto (entre varios similares) debían comprar. A la otra mitad se les suministró la información pero luego se les hizo resolver una serie de rompecabezas, incluyendo crucigramas y aritmética simple. Al final de la sesión de rompecabezas, se pidió a los participantes que tomasen decisiones rápidas acerca de los productos.

“Descubrimos que cuando la decisión era acerca de algo sencillo, tal y como la compra de manoplas o champú, la gente tomaba buenas decisiones – de las que les dejaban satisfechos – si deliberaban conscientemente sobre la información”, aclararon los científicos.

“Pero una vez que la decisión se complicaba, por ejemplo con la compra de una casa, pensar demasiado llevaba a que las personas tomaran decisiones erróneas; mientras que su mente consciente estaba totalmente ocupada en resolver rompecabezas, su mente inconsciente podría considerar libremente toda la información y tomar mejores decisiones”.

La expectación cuenta

Sin embargo, la mente inconsciente parece necesitar alguna instrucción. “Solo cuando se le decía a una persona que después de los rompecabezas necesitaría tomar una decisión, eran capaces los sujetos de dar con la correcta”.

Si antes de que hiciesen los rompecabezas se les decía que nada de lo que se les había mostrado tenía importancia, fallaban a la hora de tomar decisiones satisfactorias.

“En algún momento de nuestra evolución, comenzamos a tomar decisiones conscientemente, y no somos demasiado buenos en eso. Deberíamos aprender a dejar que nuestro inconsciente manejara las cosas complicadas”.

Para finalizar este artículo os pongo una poesía que seguro que más de uno ha vivido esta situación.

Historia de una almohada

Te cojo siempre cada noche
para ponerle al día el broche,
cuando ya por hoy no puedo más
y tengo de verdad que descansar,
cuando sólo lloro más y más
y en la cama no puedo más que sollozar.

Me acompañas cuando duermo,
durante mis más felices sueños,
mientras la noche se vuelve de día,
mientras vuela mi imaginación,
recordando cuanto la quería,
y mi humillante decepción.

Las lágrimas que corren por mi cara,
son la huella palpable y dejada,
por cada latido de mi corazón,
que la he amado en silencio,
guardando mis sentimientos con ilusion,
quedando ahora tal que un necio.

Esta noche he dormido, arropado,
acurrucado, y a ti abrazado,
mi almohada, pero la quiero a ella,
con todas sus imperfecciones,
porque aunque no sea perfecta, ni muy bella,
ha resultado ser mi reina de corazones.

No puedo ocultar la sequia que acecha mi poesia y que poco a poco va difuminando las dulces palabras que, en teoria, pueden permitirme conquistar a una
chica, en un momento en el que hacerlo asi, seria tan romantico como imposible, bajo una puesta de sol susurrarle al oido dos palabras. "Te quiero".

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Es mu curioso, la mayoría de las veces nos consuela más que la propia familia y los amigos... cuando uno se pone a pensarlo le da demasiadas vueltas, e incluso a veces nos salen mal las cosas... así que mejor del tirón, para evitar disgustos mayores! eso pienso yo.

Un besito Fran, mu bueno tu blog! ;-)

Anónimo dijo...

Gran verdad lo de la almohada si señor, lo que no sabia es que los puzles sirvieran para tomar buenas decisiones.

La próxima vez que me vaya de compras haré uno antes^^

Anónimo dijo...

Me ha encantado este relato de nuestra fiel y amda "almohada"...La verdade s que yo sinla mia no soy nadie..jeje

Anónimo dijo...

¡Qué gran verdad! Y que poco caso le hacemos normalmente!!

Un besote

Laksmi dijo...

¡Qué gran verdad! Y que poco caso le ahcemos normalmente a la pobre...

Anónimo dijo...

Bien, es verdad que le damos demasiadoas vueltas a las cosas. En mi opinión es algo que el ser humano hace por naturaleza, unos más que otros porsupuesto, en casos en que debemos tomsr una decisión importante o simplemente nos ha ocurrido algo (por ejemplo cuando tenemos algún problema con allguien) tendemos inconscientemente a darle demasiadas vueltas, sopesando todas las opciones y sumergiéndonos en una serie de dudas que a veces no hacen más que empeorar la situación. Muchas veces se ha dicho, que casi siempre, a la hora de tomar una decisión, la primera opción casi siempre es la correcta ¿por qué? Es una respuesta instintiva en el momento en que se le empieza a dar vueltas es cuando surgen las dudas. A veces es mejor dejarse llevar, no sopesar tanto las opciones y hacer caso de lo que te dice el instinto o dicho de otra forma por es corazón.

Bueno veo que ya me pongo demasiado poética assí que solo quiero decir una cosa más jejeje ¿que haríamos sin nuestras almohadas? si ellas hablaran jejejee

besos