jueves, 1 de noviembre de 2007

EL PODER DE LA RISA

Muchas veces, a lo largo de nuestra vida, nos sucede un hecho muy frecuente, en personas más risueñas, y menos frecuente, en personas más serias. Este hecho es la risa.

Me encantan esos momentos donde la risa preside parte de las situaciones cotidianas o en nuestras reuniones con los amigos. Me encanta reir y que los que me acompañan, se rían con mis chistes o con las cosas que digo.

Qué no hace la risa: te desestresa, alivia dolores del cuerpo y del alma, eleva la autoestima, mejora la digestión y hasta te puede bajar de peso…Es un hecho probado: además de producir bienestar a nivel espiritual, psicológico y social, la risa tiene una profunda relación con los estados fisiológicos del organismo. Al reír experimentamos una especie de electroshock que nos ayuda a combatir todo tipo de enfermedades y a favorecer la longevidad.

Las propiedades desintoxicantes de la risa fueron descubiertas desde hace mucho tiempo por los antiguos sabios de Oriente. El bienestar espiritual que produce se explica por su capacidad para crear un espacio para estar con uno mismo y ubicarnos en el aquí y el ahora, en el presente, ya que cuando reímos nos es imposible pensar. En la India existen incluso templos sagrados donde se practica la risa, ya que es considerada una técnica de meditación en sí misma. En honor a esta facultad, el gurú Osho la bautizó como "las alas del hombre".

En Occidente, sin embargo, aunque se le llamó la medicina del alma desde el año 1300, no se tuvo idea de su alcance hasta hace poco tiempo. Las investigaciones realizadas en torno a la risa son relativamente recientes, pero ya han arrojado la información suficiente para sostener que sus beneficios van mucho más allá de pasar un buen rato.

Investigadores recientes, descubrieron que los efectos fisiológicos son similares a los que se tienen con un ejercicio aeróbico moderado (3 minutos de risa equivalen a entre 10 y 15 minutos de ejercicio en una bicicleta estática o en remo). Por otro lado, se demostró que la risa eleva nuestro umbral del dolor e incluso lo contrarresta. Otros estudios han probado que la risa produce en nuestro cerebro un aumento en la concentración de los neurotransmisores relacionados con los circuitos fisiológicos del bienestar. La segregación de endorfinas en nuestro cuerpo de hecho se activa con una simple sonrisa. Se trata de una especie de droga natural, cientos de veces más fuerte que la heroína y la morfina, pero sin efectos secundarios indeseables ni peligro de sobredosis.

Las endorfinas tienen un papel esencial en el equilibrio entre una actitud vital y la depresión, ya que su segregación provoca un estado de euforia y una sensación de felicidad. También intervienen en uno de los efectos terapéuticos de la risa más conocidos: su utilidad para combatir el estrés. ¿Alguna vez te has fijado en lo relajado que te quedas después de un ataque de risa? Pues aquí te va la explicación.

Reír disminuye los niveles sanguíneos de cortisol (hormona encargada de subir la tensión sanguínea y la frecuencia cardiaca) y aumenta la actividad de los linfocitos T (células del sistema inmunitario que combaten virus y bacterias). En otras palabras, modula la respuesta hormonal al estrés y refuerza el sistema inmunitario debilitado por éste. Incluso se dice que un minuto de risa diario equivale a 45 de relajación.

Al reír también se segregan sustancias como la serotonina, que tiene poderes calmantes, y la adrenalina, que en este nivel potencia la creatividad y la imaginación y favorece el consumo de calorías. Cuando reímos también se crea un movimiento diafragmático, los pulmones mueven 12 litros de aire, en vez de los seis habituales, lo que mejora la respiración y el intercambio gaseoso. Asimismo, fortalece el corazón, facilita la digestión al hacer vibrar el hígado mediante un masaje imposible de proporcionar de otra manera, evita el estreñimiento, mejora la eliminación de la bilis, acelera el metabolismo basal y tonifica los músculos del rostro. Además, las carcajadas generan una sana fatiga que elimina el insomnio.

Cuando reímos no sólo nos desconectamos de todo, también nos desinhibimos. Y si somos capaces de reírnos de nosotros mismos, damos paso al fortalecimiento de nuestra autoestima, pues somos capaces de manejar el sentido del ridículo. El buen humor nos permite también tomar una distancia sana de nuestros problemas, lo que nos ayuda a considerar nuevas alternativas, ya que observamos la realidad bajo una nueva perspectiva. La risa, además de estar declarada como la contrapartida de estados emocionalmente negativos como la depresión y la ansiedad, sirve como mecanismo de expresión, ya que a través de ella se pueden exteriorizar sentimientos. Su papel en situaciones difíciles también es importante. De hecho, es capaz de provocar un proceso regresivo (habrás notado lo común que es que surja un ataque de risa en momentos difíciles); se trata de un mecanismo para aliviar la angustia frente a una realidad que se percibe como dolorosa o negativa.

Sus beneficios sociales también son notables. Es el camino más corto entre las personas, y tiene el plus de ser altamente contagiosa. Cuando alguien empieza a reírse los que están cerca comienzan a relajar los músculos de la cara y es casi seguro que acaben riendo todos, con la característica de que cuanto menos apropiada sea la carcajada, más difícil será controlarla. Si te has reído "así" con alguien, queda para siempre una sensación de "complicidad". ¿Qué tal? Sorprendente, ¿no? Lo único que me falta por recomendarte es que aprendas a reír con el cuerpo entero, ya que todos los beneficios mencionados son efectivos siempre y cuando rías a carcajada abierta. Suéltate, no te contengas, sólo así aprovecharás al máximo sus efectos terapéuticos.

Para concluir quiero dejarte con algunas citas referidas a la risa. Espero que sonrías leyéndolas:

El hombre sufre tan terriblemente en el mundo que se ha visto obligado a inventar la risa - (Friedrich Wilhelm Nietzsche)

Aquel cuya sonrisa le embellece es bueno, aquel cuya sonrisa le desfigura es malo - (Proverbio húngaro)

Es más fácil obtener lo que se desea con una sonrisa que con la punta de la espada - (William Shakespeare)