Turquía o Türkiye, en el idioma oficial, ha sido una encrucijada histórica entre las culturas y civilizaciones orientales y occidentales debido a su posición estratégica, ubicándose a medio camino entre Europa y Asia así como entre tres mares siendo el hogar de varias grandes civilizaciones y el lugar en el que muchas batallas entre las mismas tuvieron lugar a lo largo de la historia.
El país influye en la zona comprendida entre la Unión Europea en el oeste y Asia Central en el este, Rusia en el norte y Oriente Medio en el sur, por lo que ha ido adquiriendo cada vez más importancia estratégica militar y comercial. Con aproximadamente unos 75 millones de habitantes, es un país laico pero islámico en su totalidad, no siendo de origen árabe. Sus orígenes vienen del Asia central y llegaron a esta zona por medio de los otomanos quienes se establecieron en esta zona para asentarse y formar su hogar. Aunque, como comenté anteriormente, son islámicos, no son polígamos pero si son muy machistas y tienen el control sobre las mujeres que les rodean. Hay un dicho que refleja el estado de Turquía en este aspecto: “si una hija trae a un hombre a casa, éste es un héroe. Pero si un hijo trae una mujer a casa, ésta es una perra”. Entiendo que esta frase pueda dañarnos los oídos al escucharla, pero es una cultura que se ha ido formando con el tiempo y puede que cambie a través de éste como lo hacen muchos países en la actualidad.
Lo que me sorprendió de Turquía fue la buena actitud que tienen sus habitantes para explotar el país. Creo que es algo de lo que se están dando cuenta y lo están haciendo muy bien. Hoteles muy buenos y con prestaciones impresionantes para un país que podamos pensar que está un poco atrasado con respecto a España. La verdad es que en muchos aspectos va con atraso, pero en otras no mucho. Más quisieran muchos hoteles parecerse a los que nosotros visitamos. Prácticamente son risorts y el hotel de Konya de 25 plantas, fantástico. El hotel de Capadocia un poco más al estilo antiguo pero muy bueno también.
La gastronomía no tiene nada que envidiar con respecto a muchos países. Se basa principalmente en las especias que las usan muchísimo en cualquier plato, ya sean verduras o carnes. Usan mucho el picante pero algo que me llamó la atención fue el buen uso de la hierba buena, ingrediente principal de la sopa de lentejas rojas, ¡riquísima! Quisiera destacar las verduras rellenas como el pimiento relleno de arroz y el sarma consistente en una hoja de parra rellena de arroz o carne sirviéndose frío, buenísimo. También los kebabs que dependiendo de la región, lo elaboran de forma diferente pero nada parecido a como lo elaboran en nuestro país. Las pizzas turcas también buenísimas y diferentes a como tradicionalmente las conocemos. Allí son alargadas y solo las hacen de carne picada, cebolla picadita y algunas especias. El pescado me impresionó en Antalya cuando probé la caballa, buenísima y me llamó la atención el choco frito que nos pusieron allí, muy alargado y delgadito, pero muy bueno también.
En las bebidas destacar el Ayran que consiste en una base de yogurt líquido con sal y limón y ajo.. y el Rakı, una bebida alcohólica parecida al anís español y que mezclan con agua tomando un color blanquecino y denominándolo entonces como leche de león. Aunque mi amigo Miguel y yo lo tomábamos sin agua ni nada… mejor así, no? Posiblemente no nos pusimos malos con alteraciones gástricas debido al alcohol que esta bebida tiene, aproximadamente unos 48 grados... Poca cosa para un buen español jejeje frase típica que le decíamos al guía era: “turco mariquita que le hecha agua al Rakı, español fuerte, duro, toma el Rakı puro... jeje
Pero creo que para los viciosos del dulce, Turquía puede ser el paraaiso. Empiezo con el Baclava, un pastelito de ojaldre con frutos secos y miel, las delicias turcas que son una especie de gelatina dura rellena de pistacho y recubiertas con azúcar en polvo, unos pastelitos redonditos parecidos a un polvorón borrachito riquísimo, la mermelada de pétalos de rosas y muchísima variedad de pastelitos y bizcochos turcos muy tentadores para paladares más selectos.
Después de darte un poco de envidia sana, quiero hablarte de los olores típicos de Turquía. Como la época elegida fue la primavera, a destacar los muchos tipos de olores florales, azahares y mucha variedad de flores varias. Incluso olor a flor típica de cementerio, sobre todo, cuando subimos una colina casi como las cabras montesas, y justo al llegar arriba, en el que el resto del grupo pudieron contemplar un atardecer turco, yo descansaba sentado encima de una tumba con rico olor a flor típica casi marchita de cementerio disfrutando de un vasito de vino típico turco. También el original olor a especias, Kebabs, carnes asadas y demás olores gastronómicos. El olor a camello o cualquier animal callejero como puede ser allí un perro. Es raro ver un perro en una casa turca ya que dicen que el pelo de un perro hace que en esa casa no la visiten los ángeles... menuda creencia... Olor rico a mar en las costas Mediterráneas o olor a cloro de sus aguas dulces, y hablando de cloro, se pasan un poco en la cantidad de cloro que le ponen a las piscinas. Hablando de piscinas y baños, quiero resaltar el baño turco o hammam que consiste en una sesión de sauna, baño con aguas de diferentes temperaturas, un buen frotar por el cuerpo con sus manoplas naturales para limpiar el cuerpo de impurezas, su correspondiente masaje con agua enjabonada y posterior enjuague para acabar con un fantástico masaje corporal completo... todo lo que diga es poco para este fantástico baño turco! Yo repetí dos veces y lo haría varias veces a la semana... que riiico...
Qué decir de la fiesta turca... Como en cualquier país, existen varias danzas o bailes según la región que visitemos, pero como nosotros fuimos unos enchufaos, nos hicieron una fiesta especial con cena típica turca y con una muestra selecta de varias danzas típicas. Nos mostraron bailes como el Kaşık Oyunu que consiste en bailarines, hombres y mujeres, vistosamente adornados que acompañan el ritmo de la música con un par de cucharas de madera en cada mano, con un sonido parecido al de las castañuelas españolas. La danza del fuego, la danza para el cortejo matrimonial y la típica danza del vientre. Un servidor no tuvo tapujos para salir a bailar una danza típica y como premio me llevé el beso de la bailarina de la danza del vientre y su respectiva foto...
En cuestiones paisajísticas prefiero dejarlo para algún compañero que viniese conmigo en mi viaje para que te lo describa en algún comentario, pero podría resumírtelo en: zona costera típica malagueña con su arena negra con granos más bien gruesos, montañas altas, acantilados, cascada de un río subterráneo que desemboca en el mar, las famosas chimeneas de hadas, los valles, las ruinas romanas, etc. Me gustaría destacar la ciudad subterránea por ser algo atípico. Ata, nuestro guía, nos contó que es típico en Turquía encontrar alguna ciudad subterránea debido a los ataques que padecían estas ciudades, y para evitar ser atacados constantemente, crearon este tipo de laberinto formado por túneles muy estrechos muy bien organizados para poder refugiarse durante una temporada incluso hasta 8 meses seguidos. Fue muy interesante sentir bajar y bajar de nivel, tocar sus paredes escavadas en la piedra y encontrarse en habitaciones bien preparadas para cocinar, para hacer vino o para dormir. La ciudad que visitamos incluso tenía el paso de un río subterráneo que abastecía de agua a sus habitantes en la temporada subterránea.
Como decían después de ver un museo arqueológico, nada está inventado que no existiese ya, y muy cierto dicho después de tocar grandes estatuas de personalidades importantes romanas, dioses griegos, y muchísimas variedades típicas arqueológicas como vasijas, monedas y utensilios para la agricultura, medicina o astronomía.
Incluso tuvimos tiempo de filosofar con el maestro fundador de la orden de los Derviches, Mevlana, basando su filosofía expresándola en una forma de vida, de la música y del vaile, en la que los danzantes están en continuo movimiento girando sobre sí mismos entrando en un estado de trance. La persona que quisiese entrar a formar parte de esta congregación tenía que pasar un periodo de prueba durante 1001 días en el que debía de controlar todas sus sensaciones negativas, desde un simple sentimiento de culpabilidad a una necesidad sexual. Debían de controlar su cuerpo para así poder controlar su mente. Una frase que me gustó mucho fue: “hay que intentar ser cada día más positivo para poder ser libre”. A mi personalmente me gusta mucho la filosofía de Mevlana aunque no en su totalidad..
En resumen, si puedes viajar alguna vez en la vida, no dudes en acudir a este país maravilloso que algún día volveré a visitar.
Mención especial a todas las buenas personas que compartieron viaje conmigo y que nunca olvidaré llevándolos siempre en mi corazón por haberme hecho pasar uno de mis mejores días. Dedicado a vosotros.